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Sobre los orígenes de la religión y su concepto



  • Rafael Gómez Díaz

    Decía Edwin O. James en su Historia de las Religiones que, dado que la religión parece ser casi tan antigua como la humanidad misma, el punto de partida de cualquier intento de comprensión de la historia de las religiones del mundo debe ser el del comienzo de la búsqueda espiritual del hombre.

    Hegel sostenía que una “era de la magia” había precedido a la “era de la religión” y, basándose en esa ...suposición, James Frazer , el verdadero “monstruo” en el que han bebido todos los estudiosos “laicos” del tema, hoy superado, supuso la existencia de una época en la que el hombre podía controlar los procesos naturales mediante la fuerza de hechizos y encantamientos. Cuando este método no producía el efecto deseado, el hombre apelaba a seres sobrenaturales superiores a él. Así se habría pasado de una hipotética era de la magia a una era de la religión y el curandero o mago habría dejado su puesto al sacerdote, al igual que los sacrificios y la oración habrían sustituido a los conjuros.

    E. O. James no concuerda con esta óptica y sostiene que magia y religión convivieron siempre y que, mientras que la religión presupone la existencia de seres espirituales externos al hombre y al mundo, que controlan los asuntos mundanos, la magia se centra en el hombre. “Mientras que la religión es personal y suplicatoria, la magia es coactiva; pero, dado que ambas disciplinas aluden a un misterioso poder sobrenatural que reside en un orden trascendente de la realidad, una y otra tienden a coincidir en la práctica”.

    Sostiene que el hombre primitivo, antiguo y moderno, siempre ha escenificado su religión y manipulado su magia sin analizar sus actos ni teorizar sobre sus métodos, y concluye que “si se trata de una acto de adoración realizado con respeto reverencial o con una actitud de admiración y humillación en presencia de lo sagrado, entonces se debe considerar como observancia religiosa más que como operación mágica. En todas las expresiones de la búsqueda espiritual del hombre, desde las más bajas y primitivas hasta las más elevadas y recientes, constituye un rasgo recurrente en la historia de la religión.

    E. B. Tylor hizo descansar todo el edificio histórico de la religión sobre el animismo, que es como él llamaba a la creencia en seres espirituales. Para Tylor era ésta la “definición mínima de la religión”, la fuente primigenia de la que con el tiempo había surgido todo lo demás.
    Por tanto, la secuencia histórica, evolutiva, de la religión podría ser más o menos así, planteada por Tylor, continuada por Frazer y analizada y criticada por E. O. James (sorprende la poca gente que ha razonado sobre ello):

    El animismo implica investir a ciertos elementos naturales, muchos, de un alma o espíritu. Coincidiría con esa primera fase “histórica” de la Madre Tierra, donde los “dioses” son la tierra, el cielo, el mar, los árboles, las montañas, los ríos, etc. El mundo se habría poblado así de infinidad de espíritus individuales que habitaban, como dijo Frazer, “en cada escondrijo y en cada montículo, en cada árbol y en cada flor, en cada arroyo y en cada río, en cada brisa que poblaba y cada nube que salpicaba de blanco y plata el azul del cielo”. Maravilla comprobar la subsistencia de estos orígenes aún en pueblos andinos y de otras latitudes.De estos espíritus innumerables surgió un sistema politeísta de dioses que controlaban, ya, sectores de la naturaleza. En lugar de un espíritu distinto para cada árbol, llegaron a imaginar un dios de los árboles en general, un Silvano. Y también un Eolo, etc.Una generalización y abstracción posterior, condujo a la deposición de los muchos dioses especializados a favor de un único creador supremo.
    Volviendo a los orígenes, Herbert Spencer encuentra “la raíz de todas las religiones” en el culto a los antepasados y considera que el origen y el desarrollo del concepto de Deidad era resultado del culto y la deificación de los muertos ilustres. Se basaba en el escritor griego Euhemero, que sostenía que los dioses del Olimpo no eran más que gobernantes y benefactores, cabecillas de las antiguas invasiones nórdicas.

    Sin embargo, Andrew Lang demostró que, lejos de ser cierto que las deidades hubieran ido ganando en dignidad y supremacía con el avance de la civilización, existían “dioses superiores” entre las “razas inferiores”, desmontando así la línea evolutiva representada por Tylor, Frazer y Spencer. La concepción entre seres muy primitivos de un “ser supremo”, indistinguible del monoteísmo auténtico, constituye una conciencia religiosa de una providencia divina más fundamental que cualquier tránsito gradual de la pluralidad a la unidad. “Por tanto, la respuesta religiosa al sentido de respeto y admiración en presencia de lo inexplicable, lo imprevisible y lo misterioso –de la sacralidad trascendental, en suma- es independiente de cualquier explicación conceptual particular en relación con espíritus, dioses o causas” (E. O. James).

    En cuanto a elementos concretos que hayan podido inducir, estimular o desarrollar la percepción humana de lo sobrenatural y, por tanto, la religión, E. O. James enumera las siguientes:
    -          El mana entendido como lo hacen los melanesios. Sacralidad entendida como una influencia sobrenatural que se manifiesta en la fuerza física o en cualquiera de las facultades que un hombre pueda poseer, o a través de un medio como el agua, una piedra o un hueso y en cualquier suceso fuera de lo normal. El máximo ejemplo del “fenómeno” lo tenemos en el sueño de Jacob en Betel. Jacob dedujo que la escalera lo había llevado a la “puerta del cielo”. Se trata de los términos numen (numinoso), baraka, orenda, manitu, etc.
    -          La provisión de alimentos, entendida como providencia.
    -          El ritual de caza paleolítico, representado hasta la saciedad en las pinturas rupestres, auténtico origen de los templos y de los sacerdotes.
    -          Los ritos de fertilidad y el misterio del nacimiento, donde su máxima representación artística está en la venus y en sus líneas voluptuosas.
    -          El misterio de la muerte y el culto a los muertos, plasmados por unos enterramientos, incluso Neandertales, que no se entienden sin un concepto de vida más allá de la muerte.
    -          El culto a los cráneos, cuya acumulación incrementaba la propia fertilidad y la de la tribu y de los que se cree que eran “extraídos y comidos sacramentalmente para absorber sus cualidades vivificantes ya que la extendida costumbre primitiva de cazar cabezas parece invariablemente ligada a la creencia de que en la cabeza se concentra una sustancia anímica de gran potencia” (E. O. James).

    No puedo sustraerme a copiar literalmente la bellísima conclusión de E. O. James sobre el origen religioso:

    "Al hombre primitivo le afectaban hondamente los misterios de la muerte y la procreación, así como su dependencia de una fuente providencial de vida y bienestar, y de las fuerzas rectoras de la naturaleza. Sin apenas otra comprensión de los procesos y leyes naturales que la que le prestaban sus propias observaciones, sentía la necesidad de establecer relaciones amistosas y benéficas con la Realidad viva que gobernaba los fenómenos misteriosos que lo rodeaban. Ello constituía su idea de una Providencia divina superior a él y dueña de su destino. Así nació en él una reacción “numinosa” al elemento inexplicable, imprevisible y temible de su experiencia, reacción que halló expresión en una técnica ritual encaminada a establecer relaciones eficaces con la Fuente de toda bondad y beneficencia, existente por encima del mundo y dentro de él.

    Sin embargo, no era solamente para asegurarse unos medios de subsistencia y poder avanzar con esperanza y confianza por el camino de la vida para lo que se buscaba el auxilio de lo sobrenatural. Hasta el mísero hombre de Neandertal, por degenerado que pudiera ser y condenado a la extinción como tipo humano, había empezado ya a contar con una vida más allá de la tumba: una vida que sería sin duda como la que había vivido en la tierra, ya que no era capaz de concebir ninguna otra, y en la que le seguirían siendo precisos el alimento y las herramientas que siempre había necesitado.

    Parece, pues, que fue por éstos o semejantes caminos como empezó la religión; y es de estos comienzos primitivos de donde iría surgiendo la compleja trama de mito y ritual, fe y práctica, que constituye la historia de la religión cuando el hombre primitivo pasó de un estadio cultural de recolección a otro de producción de alimentos."

    Cuánta belleza ¿eh? Es exactamente en lo que creo. ¿Qué más da lo demás?

    Juan Pedro Clemente Excelente y muy didáctico, Rafael, como suele ser habitual en ti ¿Surge la pregunta de la oración? Pues como vemos, la creencia en el más allá es prehistórica. Parece que eso de "rezar a las ánimas del purgatorio", o el lugar de transición hacia la despedida de nuestros antepasados, no es nuevo.

    Juan Pedro Clemente Y sí, hay belleza, Rafael.
    Llucià Pou Sabaté
    Muy bien, Rafael! El tal James lo explica estupendo. No se deja mucho, quizá algo, que no recuerdo: los dolmenes y demás menhires, etc., que son religiosos (alzados para dar culto, o funerarios, supongo que los dos tipos).


    Todo esto lleva ...una clave para el discernimiento de cuándo un homínido puede considerarse hombre (ya que los cantos tallados, incluso el mantenimiento del fuego, bien pudiera ser fruto de una inteligencia animal...). En cambio, enterrar a los muertos, darles culto (a esos espíritus), y sobre todo dar culto a los dioses, eso es propio del hombre.

    Luego estas formas de religiosidad parecen evolucionar. Platón distigue la fase poética (mítica) de la filosófica. En la primera, no va contra los poetas sino en el sentido de que es una etapa más mágica y donde no se llegan a explicaciones. En cambio, la filosófica ya es una época de buscar el "por qué" de las cosas, sin dejar ciertos mitos como sugerentes explicaciones para lo que no es explicable.

    Esto lleva a que en su evolución la religión sufre un proceso de transformación positiva, una "ilustración". Esto lo explica a fondo Ratzinger, podemos dejarlo para otra ocasión.
    MCarmen Calderón Berrocal

    Es que el hombre es un animal Lluciá, la separación tan drástica con el resto de los animales no es tan clara como algunos lo tienen en su cabeza, la especie no es tan determinante lo mismo que el hábito no hace al monje; yo sé que abordar e...ste pensamiento para algunos es saltar al vacío, pero si se intenta, se consigue, cómo me iba yo a pensar que saltaría entre un barco y otro con unos 60 y pico centímetros de por medio, pues el otro día lo hice, y el Guadalquivir no es ninguna tontería. Así que yo recomiendo no temer, y centrarse, una vez que el hombre esté en su centro, puede comprender cosas que pasan desapercibidad o él mismo deja pasas, deja a un lado, por miedo, a un replanteamiento de las cosas, es como si pisara arena movediza. Pero hay que tomar tranquilidad y conciencia, sabemos que estamos sentados en nuestro sillón, ni siquiera hay 7m de abismo y de agua. Dios lo mismo ha puesto en nosotros la certeza que la duda, eso es para que crezcamos y así elevarnos en le camino de perfección que es el camino que llega a EL. La perfección.
    MCarmen Calderón Berrocal

     “Así se habría pasado de una hipotética era de la magia a una era de la religión y el curandero o mago habría dejado su puesto al sacerdote, al igual que los sacrificios y la oración habrían sustituido a los conjuros”.
    Es la evolución, ...pero hay que tener en cuenta que la evolución de unos no es eliminatoria de los otros, así hoy día sigue presente el chamanismo, y pseudoreligiones afrocubanas algunas de las cuales hacen bastantes destrozos, algunas hasta crímenes ya sea con animales, niños o adultos.

     
    “E. O. James no concuerda con esta óptica y sostiene que magia y religión convivieron siempre…”, magia y religión conviven siempre porque una se sitúa como ortodoxa y la otra como heterodoxa, realmente no es así; pero se entiende que agotadas ciertas posibilidades, hay que tirar por otros derroteros; repito, la magia es otra forma de hablar con Dios y con los santos, no hay nada malo en ella, más que la energía negativa que lleve cada cual. La intencionalidad es la que actualiza el bien o el mal.

     “…y que, mientras que la religión presupone la existencia de seres espirituales externos al hombre y al mundo, que controlan los asuntos mundanos, la magia se centra en el hombre”. Esto no es así, ambas hablan en términos espirituales, ya sean ortodoxos o heterodoxos en el grado que sean. La magia utiliza símbolos, pero la religión también los utiliza, qué es el signo de la cruz si no…, las medallas…

     “Mientras que la religión es personal y suplicatoria, la magia es coactiva; pero, dado que ambas disciplinas aluden a un misterioso poder sobrenatural que reside en un orden trascendente de la realidad, una y otra tienden a coincidir en la práctica”.


     
    Quien dice que la magia es coactiva?, puede serlo pero no es una condición que la defina; coactiva porque pretende conseguir algo…?... y que es la oración si no, la oración no es con frecuencia, con demasiada frecuencia diálogo con Dios, sino que en la mayoría de las ocasiones es una petición, el sujeto está intentando manipular ni más ni menos que a Dios o a los santos para conseguir su objetivo; son formas de actuar, son recursos, repito que es la intencionalidad de cada cual la que se expresa y se define con sus actos. Si os fijáis hay actos que se comparten como encender velas, repetir oraciones con determinada intención, peticiones, toda la ceremonia de la Misa es un ritual… Es que hay que tener la mente abierta y no ver mal donde hay bien y al revés.


    “Sostiene que el hombre primitivo, antiguo y moderno, siempre ha escenificado su religión y manipulado su magia sin analizar sus actos ni teorizar sobre sus métodos…” Y es que él ha hablado con el primitivo y se lo ha contado o se le ha ocurrido a él sólo…

    “…, y concluye que “si se trata de una acto de adoración realizado con respeto reverencial o con una actitud de admiración y humillación en presencia de lo sagrado, entonces se debe considerar como observancia religiosa más que como operación mágica”. Esto último me suena a fariseísmo.
     
    “En todas las expresiones de la búsqueda espiritual del hombre, desde las más bajas y primitivas hasta las más elevadas y recientes, constituye un rasgo recurrente en la historia de la religión” No es un rasgo recurrente, es una realidad. No es un recurso al que “se recurre” para intentar explicar cosas, realmente es la comprobación de un comportamiento que queda escrito a través de símbolos, escritura…, a lo largo de toda la Historia.

    “E. B. Tylor hizo descansar todo el edificio histórico de la religión sobre el animismo, que es como él llamaba a la creencia en seres espirituales. Para Tylor era ésta la “definición mínima de la religión”, la fuente primigenia de la que con el tiempo había surgido todo lo demás”.
    Es que el humano se obstina en poner nombres a todo, incluso a lo que no se puede poner, se obstina y se lo pone, hablar con el más allá = animismo, pues bueno, porque total, animismo viene de ánima, de alma, significa comunicación de las almas, las de aquí y las de allá.








     

    “El animismo implica investir a ciertos elementos naturales, muchos, de un alma o espíritu”. Eso ya no es animismo, es idolatría. Un ídolo es un diosecillo que representa una fuerza, generalmente de la naturaleza, Quetzalcoalt es toda una representación, la serpiente emplumada, para representar poder y fuerza, resulta que ahora se ve su origen en la llegada de uno de los primeros conquistadores, es decir un humano, endiosado por los que se ven en inferioridad de condiciones ante él; de todas formas cuando los españoles llegaron a México Quetzalcoalt ya estaba allí.

    Que buena aportación Rafael. Estupendo tema.


     
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