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Sobre el alma, los animales, forma de hablar con ellos y otras cosas

http://www.facebook.com/groups/problemasmetafisicos/?view=permalink&id=271222246237862#!/groups/problemasmetafisicos/?notif_t=group_activity  Grupo Problemas Metafísicos
  • http://www.care2.com/causes/national-zoo-animals-went-berserk-before-earthquake.html

    A raiz del tema de la telepatía o interconexión electrónica hemos hablado de la sensibilidad en estado puro que conservan los animales y que nosotros a lo largo de generaciones hemos ido perdiendo, nno entiendo bien por qué. Aquí tenemos un maravilloso ejemplo de que tenemos mucho que aprender de los animales, y recuperar cosas perdidas, estudiando o sintiendo simplemente. Ser sensible no es ser sensitivo, hay que cultivar las dos cosas, porque son regalos que nos han sido dados y que con ciertas actitudes no se hacen más que desdeñar; por esto es qué uno de los grandes principios para el "avance" es el agradecimiento, valora que tenemos, qué se nos ha dado y qué utilizamos rentabilizando actualmente desde nuestro propio yo.
    www.care2.com
    According to staffers from the National Zoo in Washington D.C., in the minutes leading up to the seismic rumblings dozens of animals began acting strangely, clearly agitated, as if they could sense the quake before it struck.
      • Alejandra Almirón Cartier
        MCarmen, muy bueno y acertado tu comentario sobre la comunicación telepática. Cada animal comunica. No importa lo grande que sea, el color que tenga o la edad que tenga. Da igual que se trate de un perro, un gato, un caballo, un conejo o un...a marmota. En cada animal hay un ser viviente que quiere ser oído y comprendido.

        Ningún animal es por naturaleza malo y si alguna vez pareciera que fuese así, puede ser que su comportamiento sea la única manera que le quede de hacerse comprender porque todos sus esfuerzos anteriores no han sido oídos.

        Los hombres tienden a querer enseñar a los animales ciertas cosas y quieren que los animales se adapten a la forma de vivir de los hombres. Pero algunos hombres se han dado cuenta que en realidad es al revés y que los animales pueden enseñar a los hombres muchas cosas. En profesiones terapéuticas, por ejemplo, los animales son profesionales de los cuales más de un médico estudiado podría aprender mucho.

        Los animales y los hombres pueden formar muy buenos equipos en los cuales el hombre y el animal tienen los mismos derechos. Esos equipos se basan en respeto mutuo. Porque de la manera que se trata a un animal, se es tratado del animal cuando uno quiere algo de él.

        Esto es una guía para comunicar telepáticamente con los animales que me ha sido transmitida por mi amigo animal Spot:
        búscate un animal con el que quieras comunicar.

        Pregúntate por que quieres comunicar con ese animal.

        Elimina todos los prejuicios, todo lo que sepas sobre el comportamiento o la personalidad de ese animal o esa especie, todo lo que creas haber aprendido, oído o creído haber hecho la experiencia.

        Pregúntate si queda algún sentimiento después de haber eliminado todo y empezaras a hablar con el animal.

        Si queda algún pensamiento o sentimiento dentro de ti, elimínalo y hazte la misma pregunta hasta que puedas decir honestamente "no queda nada".

        Pregúntate tu mismo como te sientes. Acepta la respuesta y olvídate de ella para la comunicación. Ahora tendría que haber bastante sitio dentro de ti para algo nuevo.

        Acércate al animal, salúdalo y pregúntale si esta dispuesto a hablar contigo. Espera a algo. No importa el que. Un sentimiento, una palabra, una imagen, un color o simplemente un vacío.

        Acepta lo que recibas y da las gracias por ello. Alégrate sobre lo que hayas recibido. La alegría esta conectada con el amor y amor hace falta para comunicar sin prejuicios y aceptarse mutuamente.

        Si tienes un sentimiento positivo quiere decir que puedes proceder y poner tus preguntas. Si no tienes un sentimiento positivo, da las gracias, respeta el sentimiento y despídete.

        Si has podido poner tus preguntas, espere y siente lo que venga. El primer pensamiento, el primer sentimiento, la primera imagen o la primera impresión es la correcta. Muchas veces viene la respuesta antes de haber terminado de formular la pregunta. No sigas pensando. Da las gracias y acepta lo que te haya venido.

        Si estas inseguro de lo que has recibido, pregunta al animal si lo has entendido bien. Si lo que sientes sigue igual, fíate de ello. Da las gracias y despídete con respeto.

        Estos son los puntos básicos de una comunicación con animales.
        Naturalmente que se pueden hacer todos los puntos seguidos y ver que es lo que pasa pero el peligro de que en la interpretación se hallen pensamientos propios, prejuicios, cosas que se hayan leído o traumatismos propios es muy grande. Desgraciadamente eso pasa muchas veces y entonces tenemos, los animales, que poner en orden la situación otra vez y eso no es siempre fácil
      • Alejandra Almirón Cartier
        Se considera que la primera investigación sobre la telepatía fue la realizada por la Society for Psychical Research, cuyos resultados fueron publicados en 1886 en la obra Phantasms of the Living (‘Fantasmas de los vivos’). Años antes, en 18...82, Frederick William Henry Myers, uno de los fundadores de la Society for Psychical Research, introdujo, en un artículo publicado en Proceedings of the Society for Psychical Research, el término «telepatía», que desplazó al más antiguo «transferencia de pensamiento». Aunque gran parte de las investigaciones iniciales consistieron en la recopilación de relatos anecdóticos, también se llevaron a cabo experimentos con aquellos que afirmaban poseer habilidades telepáticas. Sin embargo, sus protocolos experimentales no eran muy estrictos.

        En 1917 el psicólogo John E. Coover de la Universidad de Stanford dirigió una serie de pruebas sobre telepatía consistentes en transmitir y adivinar naipes. Los aciertos fueron levemente superiores a los esperados por azar, concluyéndose que el resultado había sido aleatorio.

        Quizá los ejemplos más conocidos de experimentos sobre telepatía fueran los de Joseph Banks Rhine y sus asociados en la Universidad de Duke, que comenzaron en 1927 usando los distintivos «Naipes ESP» de Karl Zener (véase Cartas Zener). Estos experimentos incorporaron protocolos más rigurosos y sistemáticos que los anteriores, seleccionándose lo que se asumió que eran participantes «normales» y no aquellos que afirmaban tener habilidades excepcionales, y aplicando los nuevos avances en el campo de la estadística para evaluar los resultados. Éstos y los de otros experimentos fueron publicados por Rhine en su conocido libro Extra Sensory Perception (‘Percepción extrasensorial’), que popularizó este término.

        Otro libro influyente sobre la telepatía en su día fue Mental Radio, publicada en 1930 por el ganador del premio Pulitzer Upton Sinclair (con prólogo de Albert Einstein). En él Sinclair describe la aparente capacidad de su esposa de reproducir a veces los dibujos realizados por él y por otros, incluso cuando estaban separados por distancias de varias millas, en experimentos al parecer informales que recuerdan algunos de los usados por investigadores de la visión remota en épocas posteriores. En su libro, los Sinclair señalaban que los resultados podían también explicarse como una clarividencia más general, e hicieron algunos experimentos cuyos resultados sugerían que en realidad no hacía falta ningún emisor y algunos dibujos podían ser reproducidos precognitivamente.

        En los años 1960, muchos parasicólogos no estaban satisfechos con los experimentos de elección forzada de J. B. Rhine, debido en parte al aburrimiento de los participantes en las pruebas tras muchas repeticiones de adivinación monótona de naipes y al rechazo de la sugerencia de los magos de añadir naipes totalmente en blanco, y en parte por el «efecto de declive» por el que la precisión de la adivinación de cartas disminuía tras cierto tiempo para cada participante.

        Algunos parapsicólogos recurrieron al formato de experimentos basados en «respuesta libre», donde el objetivo no estaba limitado a un pequeño conjunto finito predeterminado de respuestas (p. e. las cartas Zener), sino que podía consistir en su lugar en cualquier clase de cuadro, dibujo, fotografía, fragmento de película, composición musical, etcétera.

        Como resultado de encuestas sobre experiencias psi espontáneas que concluían que más de la mitad de éstas sucedían el estado de sueño, los investigadores Montaque Ullman y Stanley Krippner de Maimonides Medical Center de Brooklyn (Nueva York) emprendieron una serie de experimentos para comprobar la telepatía durante el sueño. Un participante «receptor» en un cuarto insonorizado y electrónicamente blindado sería monitorizado mientras dormía en busca de patrones encefalográficos y movimientos oculares rápidos que caracterizan el estado de sueño. Un «emisor» en otra habitación intentaría entonces enviar una imagen, aleatoriamente seleccionada de un conjunto, al receptor concentrándose en dicha imagen durante los estados de sueño detectados. Cerca del final de dichos estados, el receptor sería despertado y se le pediría que describiese su sueño durante tal periodo. Los datos recogidos sugerían que algunas veces la imagen era incorporada de alguna forma en el contenido de los sueños del receptor.

        Aunque los resultados de los experimentos de telepatía durante el sueño eran interesantes, llevarlos a cabo exigía muchos recursos (tiempo, esfuerzo, personal). Otros investigadores buscaron alternativas más económicas, como los llamados experimentos ganzfeld.

        Hasta la fecha no ha habido ningún protocolo experimental satisfactorio diseñado para distinguir la telepatía de otras formas de percepción extrasensorial tales como la clarividencia.

        Ha habido raras afirmaciones de alucinaciones visuales compartidas en folie à deux, un desorden psicótico compartido. Tal fenómeno no puede producirse ni reproducirse a voluntad.

        La transmisión del pensamiento, referencia a la física de campos y a la acción a distancia

        Ya desde hace años se ha planteado en física la hipótesis telepática, habiendo sido objeto de investigación y de especulación teórica. Si la telepatía entre seres humanos fuera real (si no transmisión precisa del pensamiento, sí al menos algún tipo de efectos psíquicos entre emisor y receptor), su explicación difícilmente cabría en el reduccionismo. Nos obligaría a buscar sus fundamentos de una física de campos y en algún tipo desconocido de acción a distancia. Por ello, los fenómenos telepáticos deberían unirse al paquete de hechos extraños conectados hoy quizá con los fenómenos de coherencia cuántica y acción a distancia, tanto en el mundo físico como biofísico. Por Gabriel Lorente.

        La telepatía, posible fenómeno de coherencia cuántica
        La posibilidad de transmisión del pensamiento de una persona a otra gracias a una interacción o comunicación directa entre las “mentes” de dichas personas es asunto que despierta el interés de cualquier científico. Dicha hipótesis abriría horizontes nuevos en el conocimiento de la realidad y podría ser la puerta de entrada a mundos tan insospechados como reales.

        Comenzaremos por un intento de reducir a esquema el fenómeno de transmisión del pensamiento sin mediación sensorial, llamado a veces telepatía. En una primera aproximación nos abstendremos de formular ninguna afirmación sobre la realidad de dicho fenómeno. En otros términos, no nos pronunciaremos acerca de la cuestión, nada baladí, consistente en reconocer si hay o no hay casos probados de comunicación telepática o parasensorial. Por el momento nos limitamos a describir algunas características que tal presunta intercomunicación presentaría.

        La estimulación cerebral

        En la medida en que hoy se conocen los procesos cerebrales no es posible que se desencadene ningún proceso cerebral sin que haya un estímulo sensorial que lo desencadene. Quienes interpretan el pensamiento como un proceso bioquímico defienden que el pensamiento o la acción mental (reducida a proceso bioquímico) sólo puede ponerse en marcha merced a un estímulo físico o químico (luminoso, calorífico, táctil, sonoro …) aplicado a los sentidos del sujeto. Quienes defienden el reduccionismo de las operaciones mentales a operaciones físico-químicas se encuentran poco inclinados a admitir factores extramateriales o extrabioquímicos en el momento de interpretar el psiquismo humano.

        La “hipótesis telepática” admitiría que al menos en determinados casos, en circunstancias especiales, aún poco determinadas, cabe la posibilidad de que una “mente” (actuando como “receptora”) sea estimulada, sin estímulos sensoriales interpuestos, por la actuación de otra “mente” (“emisora”) que, repetimos, actúa supuestamente de modo directo sin la mediación de la voz, el tacto u otro medio de excitación sensorial.

        Consecuencias de la hipótesis telepática

        Dada por válida la hipótesis telepática, es decir admitiendo que al menos en algunos supuestos se verifica una interacción directa entre mentes sin mediación sensorial y bioquímica, habría que admitir importantes consecuencias del hecho.

        Una sería que la mente, al menos en algunos supuestos, admite estimulaciones o mensajes que no tienen un soporte bioquímico. Ello restaría fuerza a las interpretaciones que reducen el fenómeno mental a procesos bioquímicos. Entendemos con ello que todas las investigaciones encaminadas a establecer con rigor la esencia y las especificaciones del hipotético fenómeno telepático servirían al mismo tiempo para adquirir conocimientos más profundos sobre la naturaleza y propiedades de la “psique” humana cuya interpretación como simple fenómeno bioquímico quedaría cuestionada.

        Una nueva modalidad de interacción a distancia

        Otra significativa consecuencia de la detección (en su caso) de interacciones telepáticas, realizada con metodología rigurosa, sería la identificación de una nueva modalidad de interacción a distancia. Es sabido que en el actual estado del saber científico las únicas modalidades de interacción entre objetos situados en distintas localizaciones espaciales (llamadas a veces fuerzas a distancia) son la interacción o fuerza gravitatoria (ejercida entre masas) y la interacción electromagnética (ejercida entre cargas eléctricas, bien estáticas, bien en movimiento).

        Si se detectase sin dejar lugar a dudas la existencia de fenómenos telepáticos y, si gracias a precauciones experimentales apropiadas, pudiese descartarse que tal interacción telepática se realizase como consecuencia de interacciones gravitatorias o electromagnéticas, se habría encontrado una nueva modalidad de interacción a distancia, no gravitatoria ni electromagnética, sino realizada mediante una modalidad de interacción a distancia desconocida hasta el presente. Este hecho sería una puerta abierta a nuevos horizontes de la física; es decir, del conocimiento de la naturaleza.

        El hallazgo de lo “extra-espacial” o “extra-corpóreo”

        Como hipótesis de trabajo cabría añadir que si, como sugieren algunas observaciones, la “eficacia” de la interacción telepática mutua no se atenuase al incrementarse la distancia entre emisor y receptor, habría que deducir que no existe distancia entre los sujetos mentales y que todos ellos existen en un mismo “recinto mental” carente de dimensiones espaciales.

        En otras palabras, se habría establecido un carácter extra-corpóreo o extra-espacial para la faceta mental de la persona que contradeciría el discurso reduccionista hoy tal vez predominante en los antropólogos. Empleando una terminología con muchos siglos de antigüedad estaríamos en presencia de “lo espiritual”, es decir, de lo no ligado a condicionamientos espaciales o corpóreos.

        Las tesis que reducen la función mental a funciones bioquímicas tendrían más dificultad en interpretar la telepatía, ya que habrían de admitir que esa nueva forma de interacción (no gravitatoria ni electromagnética) tuviese a la simple materia cerebral como agentes emisor y receptor respectivamente. Pero parece difícil admitir que exista tal fuerza y que nunca se haya puesto de manifiesto su existencia en el curso de los prolijos y casi infinitos trabajos de observación y experimentación de la naturaleza llevados a cabo en los últimos siglos.

        La inserción de lo mental en lo bioquímico

        La confirmación de la “hipótesis telepática” situaría, pues, ante un dilema: o bien la interacción telepática se realiza entre los contenidos materiales del emisor y receptor, en virtud de una nueva fuerza hasta ahora desconocida (lo que parece difícil de aceptar), o bien es un fenómeno debido a que hay en el emisor y el receptor unos respectivos “factores mentales” extradimensionales, que se encuentran en comunicación directa por no serles aplicables ni los condicionamientos de localización espacial, ni de distancia o separación entre ellos.

        Se debe reconocer en todo caso que la aceptación de la segunda alternativa del dilema suscita un problema, ya planteado desde tiempos remotos. Si se admite el “factor mental” extraespacial y extracorpóreo, no reducible a la bioquímica, habría ulteriormente que explicar en qué forma dicho factor no bioquímico interactúa con los procesos bioquímicos corpóreos, implicados en la cadena de procesos que intervienen en la fenomenología completa del supuesto fenómeno telepático.

        Dada la transcendencia científica y humana de la cuestión, han de saludarse con aprecio y aplauso los esfuerzos rigurosos realizados en orden a alcanzar un conocimiento riguroso de la hipótesis telepática.

        Una hipótesis a investigar

        En todo caso parece que la hipótesis telepática deberá ser hoy investigada en conexión con la investigación de otros fenómenos similares conocidos hoy en la física, en la biología y en la neurología. Los fenómenos telepáticos deberían unirse así al paquete de hechos extraños conectados hoy quizá con los fenómenos de coherencia cuántica y acción a distancia, tanto en el mundo físico como biofísico.

        Se conocen formas de interacción extrañas entre enjambres de organismos independientes (vg. insectos o pájaros) y entre enjambres de celulas en tejidos que parecen unidos por fenómenos de coherencia cuántica.

        La neurología cuántica en general o, en concreto, la hipótesis de Hameroff-Penrose sobre la naturaleza biofísica de la conciencia, son hipótesis que abren vías nuevas de investigación que quizá podrían también ayudar en la explicación de la hipótesis telepática. En el horizonte aparece un vasto campo de investigación abierto que probablemente pudiera conducir a nuevas formas de entender el mundo físico que ayudaran en la explicación del psiquismo y en la explicación de la experiencia religiosa.
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      • MCarmen Calderón Berrocal Muy buenas aportaciones Alejandra espero que te escuchen muchos, con respecto a la primera de ellas, creo que todo o casi todo podría resumirse o condensarse en que hay que hablar al alma de cada ser. Pero como algunos se niegan a admitir que el alma existe fuera del género humano, pues nos topamos con un muro, pero no nosoros, ellos se topan contra un muro. Hay que mirar a los ojos, espejo del alma, una buenísima fuente de información y de expresión del alma, de lo que somos realmente, del elam vitae, todos, TODOS, hemos sido creados, de lo mismo, se le llame como se le quiera llamar, energía, elam vitae, alma; por cierto, alma etimológicamente es anima, de animado, animación, animal es el que tiene alma, el animado, nosotros, aunque algunos no lo crean también somos animales y se supone que tenemos alma...

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