En debate:
Los cambios artificiales en contra de nuestro ser natural, no reportan a la persona más que sinsabores, y de ahí a la frustración; y de ahí al amargamiento; y de ahí a transmitir energía negativa a los demás. Quizás la persona no es consciente de la gravedad de esta circunstancia, pero es totalmente tóxica, contaminante de su cuerpo y de su espíritu; de su cuerpo porque vive en constante contradicción y se resiente (dolor de espalda, de torax…), somatiza las cosas; y de su espíritu, porque la persona no evoluciona como debe hacerlo, -por más que valga esa persona, por capaz, por inteligente,…-, no puede crecer de esta manera, -al menos pienso yo-, lo que hace es un movimiento no ascendente de progreso, sino circular, de retroceso, o en espiral que lo lía y lo envuelve empobreciendo su ser verdadero.
Me pregunto yo: ¿Qué sentido tiene querer una cosa y hacer otra reprimiendo la anterior acción en contra de la propia voluntad de la persona y en contra incluso del beneficio de otros?. ¿Para no perjudicar a alguien, pudiera ser? , pues si esto es así se comete un triple error: con la propia persona, con el segundo en cuestión y con el tercero o terceros en escena.
Quizás es que se malinterprete en ocasiones el concepto de bien y de mal, lo que está bien, lo generalmente o socialmente consensuado como bien, puede no serlo, o no serlo tanto. Y por contra, cosas que pueden ser incorrectas socialmente, religiosamente, políticamente…, pueden ser lo óptimo. No un error, sino lo correcto y lo adecuado.
Y Anamari decía: “ …nuestra esencia no se debe alterar, si cada vez que nos enfrentamos a una situacion nos debe influenciar de tal manera, que nos cambie nuestra manera de ser, apaga y vamonos. Estas situaciones solo deben de enriquecernos, o hacer que nos afiancemos mas en cómo somos ”.
Entiendo que hay que tender un poco al estoicismo, dejar actuar y dejar pasar, objetivizar la temática en cuestión, ver los problemas desde una posición más elevada que nos permita tener cierta perspectiva; pero lo que debemos saber, -y esto es cierto-, es que cuando recibimos un mal, por mal que lo pasemos, es energía negativa que hemos recibido y que revierte negativamente sobre quién la proyectó, según el refranero popular: “Cuando una puerta se cierra, se abre una ventana”.
He descubierto que nuestro enemigo, que pretendía un mal para nosotros, lo que nos ha proporcionado es un regalo, sí, un regalo; detrás de una situación encontramos otra siguiente que no hubiera tenido lugar de no haber sucedido lo anterior, y si somos conscientes de esto, nos puede aportar bastante felicidad. Nos fastidiaron en algo, pero después hemos obtenido esto, esto y esto otro…, energía positiva recibida, en vez de la negatividad proyectada. Lo que no quita que el presente de las situaciones pueda ser molesto incluso doloroso. Pero Alguien nos protege. Alguien parece que nos cuida…
¿Conocemos nuestra verdadera personalidad?
Eso digo yo, Ramón: " El sometimiento permanente a una condiciones caprichosas, cambios artificiales en contra de nuestro ser natural, no solamente es una violación a nuestras normas de vida, sino una fantasía que nos lleva a las contradicciones y enfrentamientos internos con sus repercusiones”.Los cambios artificiales en contra de nuestro ser natural, no reportan a la persona más que sinsabores, y de ahí a la frustración; y de ahí al amargamiento; y de ahí a transmitir energía negativa a los demás. Quizás la persona no es consciente de la gravedad de esta circunstancia, pero es totalmente tóxica, contaminante de su cuerpo y de su espíritu; de su cuerpo porque vive en constante contradicción y se resiente (dolor de espalda, de torax…), somatiza las cosas; y de su espíritu, porque la persona no evoluciona como debe hacerlo, -por más que valga esa persona, por capaz, por inteligente,…-, no puede crecer de esta manera, -al menos pienso yo-, lo que hace es un movimiento no ascendente de progreso, sino circular, de retroceso, o en espiral que lo lía y lo envuelve empobreciendo su ser verdadero.
Me pregunto yo: ¿Qué sentido tiene querer una cosa y hacer otra reprimiendo la anterior acción en contra de la propia voluntad de la persona y en contra incluso del beneficio de otros?. ¿Para no perjudicar a alguien, pudiera ser? , pues si esto es así se comete un triple error: con la propia persona, con el segundo en cuestión y con el tercero o terceros en escena.
Quizás es que se malinterprete en ocasiones el concepto de bien y de mal, lo que está bien, lo generalmente o socialmente consensuado como bien, puede no serlo, o no serlo tanto. Y por contra, cosas que pueden ser incorrectas socialmente, religiosamente, políticamente…, pueden ser lo óptimo. No un error, sino lo correcto y lo adecuado.
Y Anamari decía: “ …nuestra esencia no se debe alterar, si cada vez que nos enfrentamos a una situacion nos debe influenciar de tal manera, que nos cambie nuestra manera de ser, apaga y vamonos. Estas situaciones solo deben de enriquecernos, o hacer que nos afiancemos mas en cómo somos ”.
Entiendo que hay que tender un poco al estoicismo, dejar actuar y dejar pasar, objetivizar la temática en cuestión, ver los problemas desde una posición más elevada que nos permita tener cierta perspectiva; pero lo que debemos saber, -y esto es cierto-, es que cuando recibimos un mal, por mal que lo pasemos, es energía negativa que hemos recibido y que revierte negativamente sobre quién la proyectó, según el refranero popular: “Cuando una puerta se cierra, se abre una ventana”.
He descubierto que nuestro enemigo, que pretendía un mal para nosotros, lo que nos ha proporcionado es un regalo, sí, un regalo; detrás de una situación encontramos otra siguiente que no hubiera tenido lugar de no haber sucedido lo anterior, y si somos conscientes de esto, nos puede aportar bastante felicidad. Nos fastidiaron en algo, pero después hemos obtenido esto, esto y esto otro…, energía positiva recibida, en vez de la negatividad proyectada. Lo que no quita que el presente de las situaciones pueda ser molesto incluso doloroso. Pero Alguien nos protege. Alguien parece que nos cuida…