Saludos. Buen debate.
La falta de comunicación causa muchos problemas. Esto por un lado y por otro, que si lo que se presenta no es un diálogo, sino monólogo, en el sentido de pensar solo y no escuchar al otro, imposible es que se pueda llegar a la verdad total, será de todas todas, parcial, sólo se verá la limitación de la individualidad que contempla el caso.
Si esto es así, las conclusiones que se desprendan serán algo dudosas, porque se han establecido en base a la parcialidad, no se abarca una generalidad. Faltan elementos de juicio.
Pero ante esto hay que tener en cuenta algo: antes de intentar entender a los demás, la persona debe hacer un esfuerzo por entenderse a sí misma, sin esta claridad de pensamiento, cualquier pensamiento a continuación nace viciado.
Sacar conclusiones es una cosa, pero hay otra más, juzgar. Si las conclusiones extraídas en base a la parcialidad de los datos, no son las que debieran, quien se atreva a juzgar seguidamente, seguro estará cometiendo delito, porque es un crimen basarse en conjeturas y pretender de ello extraer una máxima.
Efectivamente, nadie es perfecto, por tanto hay que contrastar, aclarar, dialogar, establecer una retroalimentación que nos ponga en el camino más adecuado. Hay gente que confía excesivamente en sus posibilidades y hacen juicios a discreción, sin base real; y esto para nada es un comportamiento responsable, sino que muestra una gran inmadurez.
Comunicación por otra parte es un concepto amplio, se puede comunicar mucho o poco y de muy diversas maneras. A veces no hacen falta palabras para expresar con más certeza lo que se pretende. Juan Ramón Jiménez decía: “No la toques más que así es la rosa”. A veces un palabrerío innecesario lo que hace es desorientar, ruido, nada de esencia, por tanto distorsión. Alejamiento del otro.
Al respecto hay una especie de parábola o chiste según el cual a un hombre le hacía falta una herramienta que no tenía pero que sabía que tenía su vecino, empezó a pensar en la conveniencia de pedírsela o no, empezó a prejuzgar, imaginó que le respondería cuando tocara a la puerta de su casa solicitando el permiso para utilizar la herramienta que pertenecía a aquel vecino, tanto pensó y pensó, que se enfadó en sigo mismo y por supuesto con el vecino. Llamó a la puerta y sin mediar palabra le replicó: “ ¡¡Sabes lo que te digo, que te metas la herramienta donde te quepa ¡¡ . No digáis que no es expresiva la parábola, podemos montar toda una feria pensando lo que no es si no contrastamos la información.
Hay que tener la suficiente amplitud de mente como para siquiera escuchar al otro y darle una mínima posibilidad de expresión.
A cada uno hay que hablarle en su idioma, si el idioma no es del agrado de alguno, mejor callar, se evitan así enfrentamiento, a veces hay que cortar la comunicación, porque puede suceder que se establezca un diálogo de sordos que ni siquiera hablan el lenguaje de signos. Entonces…
Sucede también que hay personas que temen expresarse y no saben que si se expresasen tal y como son en realidad serían aceptadas por todos, porque la naturalidad es inocencia, hay que ser un poco niños siempre. Y sobre todo tener la valentía de ser cada uno sí mismo, pasando de puertas, cadenas, herrajes, convenciones…, muchísimas veces innecesarias y que no hacen más que poner barreras entre las personas.
MCarmen
La falta de comunicación causa muchos problemas. Esto por un lado y por otro, que si lo que se presenta no es un diálogo, sino monólogo, en el sentido de pensar solo y no escuchar al otro, imposible es que se pueda llegar a la verdad total, será de todas todas, parcial, sólo se verá la limitación de la individualidad que contempla el caso.
Si esto es así, las conclusiones que se desprendan serán algo dudosas, porque se han establecido en base a la parcialidad, no se abarca una generalidad. Faltan elementos de juicio.
Pero ante esto hay que tener en cuenta algo: antes de intentar entender a los demás, la persona debe hacer un esfuerzo por entenderse a sí misma, sin esta claridad de pensamiento, cualquier pensamiento a continuación nace viciado.
Sacar conclusiones es una cosa, pero hay otra más, juzgar. Si las conclusiones extraídas en base a la parcialidad de los datos, no son las que debieran, quien se atreva a juzgar seguidamente, seguro estará cometiendo delito, porque es un crimen basarse en conjeturas y pretender de ello extraer una máxima.
Efectivamente, nadie es perfecto, por tanto hay que contrastar, aclarar, dialogar, establecer una retroalimentación que nos ponga en el camino más adecuado. Hay gente que confía excesivamente en sus posibilidades y hacen juicios a discreción, sin base real; y esto para nada es un comportamiento responsable, sino que muestra una gran inmadurez.
Comunicación por otra parte es un concepto amplio, se puede comunicar mucho o poco y de muy diversas maneras. A veces no hacen falta palabras para expresar con más certeza lo que se pretende. Juan Ramón Jiménez decía: “No la toques más que así es la rosa”. A veces un palabrerío innecesario lo que hace es desorientar, ruido, nada de esencia, por tanto distorsión. Alejamiento del otro.
Al respecto hay una especie de parábola o chiste según el cual a un hombre le hacía falta una herramienta que no tenía pero que sabía que tenía su vecino, empezó a pensar en la conveniencia de pedírsela o no, empezó a prejuzgar, imaginó que le respondería cuando tocara a la puerta de su casa solicitando el permiso para utilizar la herramienta que pertenecía a aquel vecino, tanto pensó y pensó, que se enfadó en sigo mismo y por supuesto con el vecino. Llamó a la puerta y sin mediar palabra le replicó: “ ¡¡Sabes lo que te digo, que te metas la herramienta donde te quepa ¡¡ . No digáis que no es expresiva la parábola, podemos montar toda una feria pensando lo que no es si no contrastamos la información.
Hay que tener la suficiente amplitud de mente como para siquiera escuchar al otro y darle una mínima posibilidad de expresión.
A cada uno hay que hablarle en su idioma, si el idioma no es del agrado de alguno, mejor callar, se evitan así enfrentamiento, a veces hay que cortar la comunicación, porque puede suceder que se establezca un diálogo de sordos que ni siquiera hablan el lenguaje de signos. Entonces…
Sucede también que hay personas que temen expresarse y no saben que si se expresasen tal y como son en realidad serían aceptadas por todos, porque la naturalidad es inocencia, hay que ser un poco niños siempre. Y sobre todo tener la valentía de ser cada uno sí mismo, pasando de puertas, cadenas, herrajes, convenciones…, muchísimas veces innecesarias y que no hacen más que poner barreras entre las personas.
MCarmen