Raúl es un niño larguirucho, que tiene, como todos los niños de su edad, ciertas manías: él se mide todo el tiempo las orejas.
Hay algunas personas amigas de las nuevas tecnologías que no pueden vivir sin tuitear, sehan convertido en adictos a las redes. Estas
personas sin revisar lo que escriben lanzan twits a diestro y siniestro. Otras personas se obsesionan por saber si tienen nuevos seguidores y vivenatentos a que sus entradas reciban un “Me gusta”, de quien sea, pero que pulsen por Dios.
Hay muchas formas de adicción a las redes sociales, sin darse cuenta la gente entre post y post se va convirtiendo en adicto a las redes y a internet.
El estrés y la ansiedad se apoderan de los internautas, alguna muestra de ello la tenemos en el compulsibo pulsador de “Me gusta”. A este tipo le gusta todo, no se entretiene ni disfruta con lo que ve o pudiera leer con un poco de calma, para ahorrar tiempo en sus gestiones informáticas, en vez de escribir algo en
los posts que parecen interesarle, se limita a hacer click en enel botón me gusta; y esto no siempre acarrea las consecuencias esperadas. Algunos amigos se ofenderán porque cuando escriben contando
alguna noticia que puede ser triste en Facebook, no van a recibir la retroalimentación psicológica pertinente, la persona adicta al me gusta ha sustituido el consuelo a su amigo por un simple gesto que resulta tener efecto contrario al que hubiera sido deseado.
Otra versión de psicótico online es el chequeador compulsivo, este se mueve no solo delante del ordenador, sino que aprovecha cualquier momento para descargar su psicosis, revisando su teléfono móvil constantemente buscando nuevos tweets, nuevos mensajes de correo electrónico, fotos en tumblr o Instagram, sin que le importe ni siquiera se aperciba de qué es lo que está haciendo en ese momento o con quién
está ¿qué puede decir el jefe, la novia, la amiga, el compañero? dirá que merecela pena una relación así o le aconsejará visitar al psiquiatra?, lo despedirá?..., en realidad este tipo de comportamiento causa o transmite también el estrés a la persona con la que se comparta el momento, quién aguanta cenar, almorzar, merendar... con alguien que está pendiente del móvil e internet, de las redes sociales, prefiriendo a socializar debidamente con la persona que sea, no presta atención ni a las relaciones ni al trabajo debidamente, esta persona se está convirtiendo en un problema, también social y cívico, que sufre habitules multas por enredar con el teléfono mientras
conduce. Realmente es una psicosis. Cela, entre sus escritos tiene un pasaje que nos cuenta la historia del niño Raúl, obsesionado por saber si sus orejas medían exactamente lo mismo, constantemente se estaba midiendo las orejas, atendía malamente lo que le decían, los encargos que sus mayores le hacían quedaban mal parados, un día le encargaron que llevase dos gallinas de un lugar a otro, los sudores y la desesperación se apoderaron de él, por el camino no pudo más que soltar las gallinas y medirse las orejas.