En debate:
...Estoy de acuerdo con Ramón, hay personas que
hablan como por rellenar el vacío, como si el silencio no estuviese
lleno de cosas, de conceptos, de sensaciones, de sentimientos; hay
personas que tienen miedo al silencio, un horror vacui, un horror al
“vacío”, al vano, al hueco; y resuenan como si fueran una pandereta,
repetitivamente, dicen las mismas cosas una y otra vez, repetidas; o
monotemáticas, dicen lo mismo pero con distintos ejemplos. O sea, que no
dicen nada en realidad, para decir todo lo que han dicho de forma
correcta se podían haber ahorrado el 95% del tiempo. Hay un refrán que
dice que “el que mucho abarca, poco aprieta”, aplicado al tema sería más
o menos que cuanto más se habla, más difuso queda el concepto, oculto
por el adorno innecesario. Palabras abundantes y huecas. EL QUE HABLA NO
SABE, o sabe menos d elo que dice.
Por el contrario hay otro tipo de personas tan parcas en palabras que escuchas una o dos y tienes que adivinar el resto. Esto -claro está-, no implica que EL QUE SABE NO HABLA. No es una condición sine qua non.
Pienso que en el equilibrio está la virtud. Los extremos se atraen, y en mucho se identifican, tan inútil es una postura como la otra.
Hay también personas cuyas palabras están cargadas de contenido, transmiten y sus aportaciones son valiosas e iluminan el camino de los demás. Estas personas sabrán hablar y callar a tiempo, eso de "el que sabe no habla y el que habla no sabe" no va con ellas. Palabra justa y momento perfecto convergen.
El que sabe no habla y el que habla no sabe
...Estoy de acuerdo con Ramón, hay personas que
hablan como por rellenar el vacío, como si el silencio no estuviese
lleno de cosas, de conceptos, de sensaciones, de sentimientos; hay
personas que tienen miedo al silencio, un horror vacui, un horror al
“vacío”, al vano, al hueco; y resuenan como si fueran una pandereta,
repetitivamente, dicen las mismas cosas una y otra vez, repetidas; o
monotemáticas, dicen lo mismo pero con distintos ejemplos. O sea, que no
dicen nada en realidad, para decir todo lo que han dicho de forma
correcta se podían haber ahorrado el 95% del tiempo. Hay un refrán que
dice que “el que mucho abarca, poco aprieta”, aplicado al tema sería más
o menos que cuanto más se habla, más difuso queda el concepto, oculto
por el adorno innecesario. Palabras abundantes y huecas. EL QUE HABLA NO
SABE, o sabe menos d elo que dice. Por el contrario hay otro tipo de personas tan parcas en palabras que escuchas una o dos y tienes que adivinar el resto. Esto -claro está-, no implica que EL QUE SABE NO HABLA. No es una condición sine qua non.
Pienso que en el equilibrio está la virtud. Los extremos se atraen, y en mucho se identifican, tan inútil es una postura como la otra.
Hay también personas cuyas palabras están cargadas de contenido, transmiten y sus aportaciones son valiosas e iluminan el camino de los demás. Estas personas sabrán hablar y callar a tiempo, eso de "el que sabe no habla y el que habla no sabe" no va con ellas. Palabra justa y momento perfecto convergen.